¿MARATÓN A CHANCLETAZOS?

En la búsqueda de un redil donde poder amontonar Maratones a chancletazos, mezcladas con sudores, objetivos, entrenamientos, experiencias, neuras… he llegado aquí, con la conclusión y convicción de que nadie merece el tormento de tener que abrirse paso, en busca de algo interesante, entre mis desvaríos en otros lugares de la red. Por tanto, aquí tengo mi espacio, moderado con mano de hierro contra mí mismo y donde las ideas vencen a lo políticamente correcto.

En esta suma alterna de vocales y consonantes quiero transformar mi sudor en palabras, mis chancletazos en frases, coherentes o no, pero sí labradas a golpe de tesón y esfuerzo. El concepto arcaico de locura, como comportamiento que rechazaba lo socialmente establecido, es atenuado en mis entrañas por el placer por el deporte y en especial del Maratón… Que en un marcado acto de cobardía se resume en que corro simplemente por huir.



"Asegúrate de que tú peor enemigo no está entre tus dos orejas". (Laird Hamilton).

¿Por qué este blog? Y por qué no… Mi objetivo no es otro que acercar mis vivencias a otros “devoradores” de Maratones, siempre sobre el prisma de la utilidad. Por tanto huiré de extensas crónicas con sus agasajos de agradecimientos, merecidísimos sin duda, hacia esos pilares tan importantes en esto del correr, como son “esos que están ahí” y que comparten misma ilusión. Son imprescindibles, pero no habría letras ni espacio suficiente para colocarlos en el lugar que ocupan…

Aparte de esa utilidad, plasmada en una extensión “consumible” de los post. La tarea más importante y por ende motivante, es el aglutinar todas esas Maratones vividas en una única clasificación, compacta, como cuando concentramos toda esa poca energía que nos queda para esos últimos 195 metros en busca de la gloria. Leer otros blogs/artículos es un aprendizaje constante que, por supuesto, no voy a abandonar, para intentar aportar en este espacio sobre lo que no he sido capaz de encontrar.

¿Y después qué?... EN SUS MARCAS, LISTOS, ¡YA!



Saludotes!! Cri cri